domingo, 30 de abril de 2017

La Trova, Música para reflexionar



La Trova, Música para reflexionar

La Trova es la expresión artística fruto de mezclar la música y la poesía. Las canciones que pertenecen a este género musical tienen letras con contenido filosófico, político, y social; dejan ver el pensamiento de sus autores y logran que muchos grupos sociales, jóvenes, obreros, u otros, se identifiquen con sus canciones al punto de que algunas de estas composiciones se han vuelto verdaderos himnos. Estos autores, a través de sus canciones cuentan historias con sentido del humor, otros demandan justicia social, otros nos hablan de libertad, y muchos otros le cantan al amor. Es un estilo musical en el que, si bien es cierto, el componente melódico-armónico es importante, el mensaje que transmiten las canciones y la riqueza de sus letras toman una mayor relevancia

El instrumento preferido por la gran mayoría de trovadores es la guitarra. Muchos la interpretan con gran maestría y muchos otros son multi-intrumentistas que al crear sus canciones añaden, por ejemplo, instrumentos andinos u armónica a sus composiciones.

Si bien es cierto la trova se originó en Francia, Hoy por hoy, Latinoamérica es la parte del mundo donde más se produce este tipo de canciones. A principios de la segunda mitad del siglo XX se empiezan a crear las primeras trovas en Cuba, y poco a poco se extiende por toda la región. Ahora, este género musical no goza de tanta popularidad como otros géneros, pero sigue habiendo estudiantes universitarios que se identifican con las canciones y hombres y mujeres disfrutan de esta música porque crecieron con ella, talvez por tradición familiar o porque se enamoraron de alguna canción y empezaron a descubrir este bello estilo musical, de agradable música y letras con significado.

Muchos han escuchado Silvio Rodríguez o Facundo Cabral, grandes trovadores latinoamericanos y de los más conocidos, ellos son grandes representantes del género, pero hay muchos más, y de prácticamente todos los países latinoamericanos. Cada uno con un estilo distintivo. Unos con una carrera muy prolífica como artistas, otros comprometidos con grandes causas y muchos incluso, desterrados de su patria por no ser del agrado de los dictadores que pulularon en el siglo XX en nuestra América.

Empezando desde el Sur: En Chile, por mencionar algunos ejemplos de grandes cantautores tenemos A Víctor Jara, quien reflejó su postura política y demandó una sociedad más justa a través de sus canciones, él nos dejó grandes himnos como “Plegaria a un Labrador”, “El derecho a vivir en paz” o la conocida “Te recuerdo Amanda”. Por otro lado, tenemos al Tata Barahona, con un estilo irreverente y desenfadado que podemos ver en canciones como “No le entregues el poder”, “Dueños” y “Yo tengo un país”; y finalmente mencionaremos a Eduardo Peralta, que tiene canciones con un estilo jocoso y gran musicalidad como “Mi Psiquiatra”, “Canción a tu exmarido” y “Los Tres Caballeros”. Él también tiene una canción que de una forma diferente le canta a la libertad, recomendada también “Declaración definitiva”.

Cruzando la cordillera, en Argentina, la lista de trovadores y cantautores en general es muy extensa, tenemos por ejemplo a Víctor Heredia, Quien muestra en sus canciones su preocupación por los problemas sociales en latinoamericana, él es autor de grandes y canciones como “Razón de Vivir”, “Sobreviviendo” y otras menos conocidas, pero no por eso menos buenas, como “Ahora” y “Amor es una multitud”.  Grandes exponentes de la trova argentina fueron Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, y el gran Facundo Cabral.

Más al norte, en Bolivia, tenemos al gran Luis Rico con verdaderas poesías echas canción como “Mi Hijo”, canciones de amor como “Matilde” o canciones más alegres y melodiosas como “Mariposa Nocturna” y “Paloma Viajera”.

En Ecuador, tenemos como buenos representantes a Héctor Napolitano y Hugo Idrovo, mutuos amigos, El primero nos ha dado, con su jocosidad característica, buenas letras mezcladas con ritmos bailables, típicos de las ciudades porteñas. Así, tenemos a canciones como “Bolón de Verde”, “Tu mirada” y “Guajira a Guayaquil”. Hugo Idrovo, por su parte, de estilo similar a Héctor (talvez por sus similares gustos musicales y porque fueron compañeros en Promesas Temporales, Grupo referente del rock ecuatoriano.) nos ha dado divertidas canciones como “Todos los cholos” y profundas canciones como “Reina descalza”. Además, podemos mencionar cómo un buen representante de la trova capitalina a Jaime Guevara con canciones como “Canción del remiso” o “Que hora es”.

Si pasamos por Centroamérica tenemos grandes cantautores como el nicaragüense Enrique Mejía Godoy con canciones como “Mi venganza personal”, “Yo soy de un pueblo sencillo” y “Canción para un fusil”. Tenemos también, al costarricense Manuel Monestel con bellas canciones como “Corazón tropical”, “Miedo” o “Habitante eterno de la Tierra”.

Finalmente llegando a México, tenemos, por ejemplo, a Oscar Chávez, quien nos deleitó con “Macondo”, canción que trata del pueblo donde se desarrolla la novela de García Márquez, Cien años de soledad. O Tenemos a Alejandro Filio con canciones románticas como “Te quiero tanto” o reivindicativas como “El Engaño”.

La belleza de estas canciones está en el carácter versátil de sus letras y las diversas emociones que nos provocan, Muchas de estas canciones son historias como “El Retocador de calles” de Fernando Delgadillo, “Cuando agosto era 21” de Fernando Ubiergo” o “La verdadera historia de Bonnie & Clyde” de Eduardo Peralta. Muchas otras Hacen alusiones históricas como “Muerte de Atahualpa” de Víctor Heredia o “breve historia de las Islas Malvinas” del mismo autor. Otras, son exquisitas poesías como “Señor yo te agradezco” de Carlos Portela o la antes mencionada “Mi hijo” de Luis Rico. Existen, por otro lado, entre este tipo de música, canciones que constituyen verdaderos cantos de libertad, responden a un ánimo contestario y de protesta como “Yo te nombro libertad” de Isabel Aldunate o cómo muchas canciones de Rolando Alarcón. También, tenemos bellas trovas románticas como muchas de las canciones del español Luis Eduardo Aute o del mexicano Edgar Oceransky. Por último, vemos a esas canciones que con buenas letras combinan elementos del rock en su música, como las canciones de Leon Gieco o Manuel García, “Pensar en Nada” y “Hombre al precipicio” de estos autores, respectivamente, son claros ejemplos de ese tipo de canciones.

Bueno, como vemos este estilo musical esta preponderantemente marcado por los hombres, pero eso no quiere decir que no haya mujeres trovadoras que hayan dejado su huella como poetas y cantautoras. Tenemos Por ejemplo a la chilena Violeta Parra, la boliviana Matilde Casazola, las peruanas Susana Baca, Chabuca Granda y la Argentina María Elena Walsh, por mencionar algunas.

Hay muchos más cantautores que vale la pena escuchar y no se los ha mencionado, pero una vez visto estos ejemplos de artistas y canciones que engrandecen la música latinoamericana, exhortamos a seguir descubriendo temas y artistas. En el widget de Spotify de este blog, ubicado a la derecha están bastantes de las canciones que hemos mencionado en este artículo para poder satisfacer más fácilmente el deseo de escucharlas.

jueves, 27 de abril de 2017

El Juicio Salomónico



Juicio Salomónico 

Salomón fue el último rey de Israel, hasta cuando hace 3mil años, aproximadamente en el 928 a.C el Reino Unido de Israel se separó en dos: El Reino del norte y el Reino del Sur. En el Libro Primero de los Reyes, del Antiguo Testamento bíblico se cuenta una pequeña historia que trata de justicia: el juicio salomónico.

Como bien sabemos, las monarquías de ese entonces no estaban sometidas a ningún tipo de control y el monarca era amo y señor del territorio que manejaba, ellos mismo administraban justicia y lo que ellos decía se hacía a como dé lugar, el puesto de monarca era vitalicio y hereditario. Salomón, por ejemplo, fue hijo y sucesor de la calidad de monarca a raíz de la muerte padre, El rey David.

Este pequeño relato cuenta la historia de dos mujeres que reclamaban la maternidad de un niño. Resulta que las dos mujeres habían dado a luz casi el mismo día, 3 días de diferencia para ser exactos. Un día uno de los niños muere, y así las dos mujeres dicen ser las madres del niño vivo. Una de ellas acude a Salomón, le cuenta lo acontecido y reclama ser la madre del bebé. La otra, protesta y dice: “No, tu hijo es el muerto y mi hijo es el que vive”. Salomón, que es visto como un hombre sabio y justo, procede diciendo. “Traedme una espada!, Partid al niño vivo en dos y dar la una mitad a una mujer y la otra mitad a la otra”.

Ahí no acaba el relato, pero haciendo un paréntesis recordemos lo que decía el jurista Hans Kelsen en uno de sus ensayos llamado Qué es justicia. Él nos dice que en la historia de la humanidad no hubo pregunta alguna que se haya planteado con tanta pasión, no hubo otra por la que se haya derramado tanta sangre preciosa ni tantas amargas lágrimas como por esta; no hubo pregunta alguna acerca de la cual hayan meditado con mayor profundidad los espíritus más ilustres, desde Platón a Kant. No obstante, ahora como entonces, carece de respuesta. Tal vez se deba a que constituye una de esas preguntas respecto de las cuales resulta válido ese resignado saber que no puede hallarse una respuesta definitiva: solo cabe el esfuerzo por formularla mejor.

Habiendo reflexionado un poco sobre la verdad de las palabras de Kelsen y relacionando ese texto con la historia del juicio de Salomón vemos que la justicia es un concepto abstracto y muy difícil de definir; Eduardo Galeano decía que Sócrates y Jesús, los hombres más justos de la historia murieron condenados por la justicia, hecho irónico pero verdadero.

Volviendo al relato….
Después de que el Rey Salomón dijo: “Traerme una espada!, Partid al niño vivo en dos y dar la una mitad a una mujer y la otra mitad a la otra”. Una de las mujeres dijo “Dad a ella el niño vivo y no lo matéis” y la otra mujer dijo “ni a mí ni a ti, partidlo.” Al ver esto, El rey Salomón mandó dar el niño a la mujer primera, pues él consideraba que ella era la madre de la criatura pues pensó que ella al ser la madre se sentía perturbada ante la idea de que su hijo iba a morir y abnegada ante tal situación decidía al renunciar al niño para que éste viviera a pesar de que no se quedara con ella.

En el antedicho ensayo de Kelsen, el autor hace referencia a Platón, diciendo que este relaciona la justicia con la felicidad cuando afirma que solo es justo el feliz y que el injusto es desdichado. Pero esto no hace otra cosa que desplazar la pregunta, Pues de inmediato se plantea otra cuestión. ¿Qué es la felicidad?, y así nos adentramos a otra pregunta igual o más abstracta e insondable que la primera.

Cuando Hans Kelsen trata de dilucidar la cuestión de la justicia, éste nos dice que ni el célebre juicio de Salomón podría ser considerado un ejemplo de cómo conseguir un orden justo, pues no podría garantizar la felicidad a todos, la felicidad de una mujer se convertiría en desventura para la otra. Según Kelsen, el juicio salomónico solo resultaba justo únicamente en el caso de que solo una de las mujeres ame realmente a la criatura. Si las dos quisieran y ansiaran tenerla (lo cual es posible y probable) y ambas reiterasen las respectivas demandas, el conflicto permanecería irresoluto. Por último, cuando la criatura debiera ser entregada a una de las mujeres el juicio sería, por su puesto, injusto pues causaría la desdicha de la mujer no favorecida. El jurista, en ese texto llega a la conclusión de que no es posible dar una definición universalmente válida de lo que es justo, y que solo podemos aproximarnos a una definición a través del discernimiento de varios aspectos relativos a la justicia misma.

Esta historia bíblica la podemos encontrar en el capítulo 3 del libro primero de los Reyes y se expone en apenas unos versículos (16-28). Es un relato pequeño pero que, como muchos relatos bíblicos, son pequeños en extensión, pero representan cosas importantes. La mujer que renuncia a la maternidad por el bienestar del niño representa el amor de madre y la bondad de la abnegación de ellas para con sus hijos. La otra mujer representa la inconformidad y la maldad, pues al morir su niño ella desea arrebatarle el niño vivo a la verdadera madre de la criatura. Además, si acudimos al relato en su fuente original vemos que las mujeres son descritas como rameras, y no es la única vez en que la biblia represente a personas vistas por la sociedad como moralmente inaceptables actúen de forma moralmente plausible (como lo hizo la madre al renunciar a la criatura) demostrando que la virtud puede surgir de cualquiera, independientemente de su condición.

sábado, 22 de abril de 2017

Obsesión del Punto Fijo


Obsesión del Punto Fijo
 
Manfred Max-Neef, economista germano-chileno, ganador del Premio Nobel Alternativo de Economía, llama la obsesión del punto fijo a esa idea de querer siempre dirigirnos a un punto de éxito, sin prestar atención a lo que nos rodea. Él menciona que siempre, en algún momento de nuestras vidas, con muy buenas intenciones y con cariño, recibimos el consejo de fijarnos unas metas en la vida, de tener claro lo que queremos y lograrlo a toda costa, nos meten en la cabeza la idea de quien tiene éxito en la vida es quien diseña un plan único e inalienable que nos muestre como ir de donde estamos a donde queremos a como dé lugar, con metas y objetivos que indiquen claramente el camino a seguir en nuestra vida. 

Nada tan alejado de la verdad nos dice este economista. Él menciona que las personas que en todo momento saben a dónde van, nunca descubren nada, simplemente porque no ven lo que paso por los costados. La vida no está hecha de manera lineal; no se trata de una secuencia de puntos en forma unidireccional. Todos los acontecimientos imprevistos y todo lo que esta y lo que sin querer está entre el punto de partida y de llegada es lo que comprende la aventura de la vida.  La obsesión por llegar a un lugar o tener algo (un empleo, una casa, un carro, etc.) suele ser una trampa: el afán por alcanzar el objetivo, no nos permite ver todo lo que acontece a nuestro alrededor.
El mensaje que nos da es que la vida consiste en aprender a estar a la deriva, pero a su vez en estado de alerta; la vida del ser humano es como hacer surfing, comenta, en estado de alerta, pero disfrutando de cada instante: del viento, del equilibrio, de la velocidad y del agua. Finalmente llegaremos a la playa, pero no a un metro cuadrado o a un punto fijo que nos hemos fijado de antemano, si no que llegaremos a un punto del objetivo, que siendo diferente sigue siendo el objetivo, pero con la ventaja que hemos disfrutado disfrutado del camino.