Obsesión del Punto Fijo
Manfred Max-Neef, economista germano-chileno, ganador del Premio Nobel Alternativo de Economía, llama la obsesión del punto fijo a esa idea de querer siempre dirigirnos a un punto de éxito, sin prestar atención a lo que nos rodea. Él menciona que siempre, en algún momento de nuestras vidas, con muy buenas intenciones y con cariño, recibimos el consejo de fijarnos unas metas en la vida, de tener claro lo que queremos y lograrlo a toda costa, nos meten en la cabeza la idea de quien tiene éxito en la vida es quien diseña un plan único e inalienable que nos muestre como ir de donde estamos a donde queremos a como dé lugar, con metas y objetivos que indiquen claramente el camino a seguir en nuestra vida.
Nada tan alejado de la verdad nos dice este economista. Él menciona que
las personas que en todo momento saben a dónde van, nunca descubren nada,
simplemente porque no ven lo que paso por los costados. La vida no está hecha
de manera lineal; no se trata de una secuencia de puntos en forma
unidireccional. Todos los acontecimientos imprevistos y todo lo que esta y lo
que sin querer está entre el punto de partida y de llegada es lo que comprende
la aventura de la vida. La obsesión por
llegar a un lugar o tener algo (un empleo, una casa, un carro, etc.) suele ser
una trampa: el afán por alcanzar el objetivo, no nos permite ver todo lo que
acontece a nuestro alrededor.
El mensaje que nos da es que la vida consiste en aprender a estar a la
deriva, pero a su vez en estado de alerta; la vida del ser humano es como hacer
surfing, comenta, en estado de alerta, pero disfrutando de cada instante: del
viento, del equilibrio, de la velocidad y del agua. Finalmente llegaremos a la
playa, pero no a un metro cuadrado o a un punto fijo que nos hemos fijado de
antemano, si no que llegaremos a un punto del objetivo, que siendo diferente
sigue siendo el objetivo, pero con la ventaja que hemos disfrutado disfrutado
del camino.
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