lunes, 19 de junio de 2017

La Búsqueda de la Verdad


La búsqueda de la verdad

“Sólo hay una verdad absoluta: que la verdad es relativa.”
André Maurois, (1885-1967)
Escritor Francés


La verdad es uno de esos conceptos que, como la justicia, o la libertad son difíciles de definir y que por lo tanto lo mejor que podemos hacer para lograr un acercamiento a estos conceptos y poder comprenderlos es discutir una serie de cuestiones que se atañen a la cuestión principal.

En ese sentido dos cuestiones que van ligadas a la verdad son el conocimiento y la realidad. El conocimiento que representa esa capacidad de comprender la realidad y explicarla, y la realidad misma, que se refiere a la idea de lo es y lo que existe.

A lo largo de la historia se han usado varias formas de explicar los fenómenos de la realidad. La mitología, por ejemplo, nació de las antiguas civilizaciones para satisfacer la necesidad de explicar los fenómenos naturales; la religión, entre tantas cosas ha explicado a su manera la creación del universo y del ser humano; y la ciencia, que cobró mayor relevancia como buscadora de verdad desde el renacimiento, cuando el teocentrismo se quedó a un lado, ha venido explicando todo tipo de fenómenos físicos, químicos y humanos.

Estas tres formas de búsqueda de la verdad marcaron en su tiempo la idea de búsqueda de la verdad y la forma de buscar conocimiento. La mitología ha quedado relegada como forma de buscar conocimiento y ahora se la presenta como parte del bagaje cultural de los pueblos. La religión, aunque muchos aceptan y viven creyendo en sus preceptos como en la teoría creacionista y las ideas de cielo e infierno, se ha vuelto una cuestión de fé y sus postulados se aceptan como dogmas, más que como construcciones racionales y científicas; y es precisamente que por eso la ciencia se ha vuelto el principal método de búsqueda de la verdad.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que ha habido muchas discusiones respecto al tema de la verdad, se ha discutido su forma de buscarla, de describirla como subjetiva, objetiva, relativa, absoluta; en fin, de definirla. Este problema se ha dado básicamente porqué aun aceptando que existan verdades absolutas hay muchas otras, que dependen del contexto, del lenguaje, de la sociedad, la cultura y la lógica.

La verdad depende de la perspectiva en el sentido de que no todos vamos a apreciar un determinado fenómeno de la misma manera, ya que esa percepción depende del lugar que nos encontremos al observar el fenómeno y de la forma en que éste esté visible para nosotros. Un ejemplo clásico para mostrar esto es imaginarnos una esfera mitad blanca, mitad negra. Ahora bien, supongamos que solo podemos verla desde una perspectiva, entonces de hecho no percibimos una esfera, sino un circulo, algunos van a decir que es blanco, otros dirán que es negro, otros dirán que es mitad blanco, y mitad negro. El punto es que definitivamente la respuesta va a depender de la posición desde que se la vea. Esto es lo que pasa con la descripción de varios fenómenos, las descripciones que hagamos de los mismos van a depender de nuestra posición respecto al fenómeno y viceversa. La teoría de la relatividad de Einstein es un célebre ejemplo de esto, pues según esta los fenómenos que suceden en tiempo y espacio, dependen del estado del observador, es decir estas cuestiones físicas no son inmutables, como lo decía Newton.

Esta relación entre perspectiva (contexto o marco de referencia) y realidad se da porque hay una interdependencia entre el fenómeno observado, sujeto observador y sus posiciones relativas. Ahora bien, si analizamos un mismo fenómeno desde varias perspectivas y con la ayuda de varias ramas del conocimiento es lógico que el cúmulo de conclusiones que saquemos desde las diversas ramas nos ayudaran a tener un entendimiento más profundo de ese fenómeno.

La verdad también depende del lenguaje, pues este no sólo es una herramienta de comunicación si no que a través del lenguaje transmitimos conocimiento. Las construcciones racionales y los pensamientos se forman a través de un lenguaje. La realidad, es decir lo que es, es independiente del observador, pero el conocimiento proviene de un observador. En ese sentido podemos distinguir de verdades ontológicas (ontología) y verdades nominales o epistémicas (epistemología).

Para diferenciarlas se puede poner el siguiente ejemplo: Supongamos que un árbol cae en medio de un bosque, pero nadie estuvo cerca para ver o escuchar el árbol caer. ¿La pregunta es Cayó el árbol? ¿No cayo?, Qué es verdad?, Para responder aquello es necesario enfocarlo. Ontológicamente el árbol cayó. (lo que es), pero, si nadie nos dice que un árbol cayó, no lo vimos, ni lo escuchamos nosotros mismo, pues epistemológicamente podemos decir que no. (lo que conocemos, o en este caso lo que no conocemos).

Ahora bien, la ontología busca verdades “reales”, lo que es, lo que existe, no cierto; Pero para ello hace uso de un lenguaje y parte desde diversas perspectivas. Entonces podemos decir que, para conocer la realidad, partimos de un lenguaje y un contexto. Por ello Podemos decir que la ontología y la epistemología son ramas de la filosofía co-dependientes.

Así tenemos que, para determinan la veracidad de un postulado el lenguaje juega un papel importantísimo, pues en tal o cual proposición, la veracidad o falsedad dependerá del significado de las palabras que lo conformen. Vemos que no todos los idiomas tienen la misma cantidad de palabras y no todas las palabras de nuestro idioma pueden traducirse a otros o viceversa. Entonces esto genera limitaciones para describir la realidad y hace que estas descripciones de la realidad y la formulación de conocimiento se la haga de forma diferente de acuerdo al lenguaje que manejemos.

Otro de los elementos de los que depende la verdad es la sociedad y cultura. En el proceso de socialización los seres humanos tienen diferentes experiencias y de acuerdo a ellas se forma su personalidad y adquieren conocimientos. Muchas de estas experiencias dependen del lugar geográfico en que se desarrollen los individuos y de la cultura de aquel lugar. Los grandes avances científicos y las corrientes de pensamiento se han forjado por grupos de personas que a través de sus experiencias interpretan la realidad. Por ejemplo, podemos ver que el escolasticismo predomina en la Edad Media, debido al Feudalismo imperante, en el cual los clérigos eran los grandes terratenientes y los que conformaban el grupo élite que tenía acceso a la educación superior. El desarrollo del pensamiento económico clásico, nace con el desarrollo de la sociedad industrial y el capitalismo, y el marxismo nace como alternativa al pensamiento clásico y en un contexto en que las condiciones laborales de la Europa del siglo XIX eran nefastas.

Al ver todas estas formas en que la verdad depende de otros elementos, la próxima vez que queramos dar por sentado tal o cual postulado, partamos de que las veracidades de esas proposiciones dependen del contexto, lenguaje, la sociedad y la cultura desde donde provienen esos argumentos y veamos en que contextos pueden calificarse como verdaderos o falsos. Y para lograr discernir todo aquello hagamos de la duda nuestro aliado y a la sabiduría nuestro objetivo. No hagamos que nuestras posiciones respecto a la verdad dependan de dogmas, de la autoridad o de la tradición, sino que sean construcciones racionales y lógicas; construyamos verdades de acuerdo a nuestra propia experiencia y respetemos las diferentes formas de percibir la realidad de personas que pertenecen a otra cultura o simplemente aprecian las cosas desde un contexto diferente. Creer que nuestras verdades son únicas e irrefutables no solo genera dogmas si no que puede producir guerras, racismo, intolerancia y destrucción.

Ahora la cantidad de información que tenemos es muy abundante y de fácil acceso, el internet y las TICs hacen que obtener conocimientos se vuelva una tarea más sencilla, sin embargo, esa misma abundancia de información da lugar a un problema de abundancia de desinformación y a la tarea de discernir de entre más fuentes y más fuentes de postulados y argumentos la cuestión de la verdad y la falsedad. Está en nuestras manos usar la tecnología para conocer cada vez más y usar esos conocimientos para hacer un mundo mejor.



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